El laberinto que existe entre el cuerpo y el espíritu es solo fruto de la imaginación. Para comprenderlo, para derribar sus engañosas divisiones, hay que atreverse a internarse en él, y eso es lo que tú estás haciendo actualmente, ¡siéntete feliz por ello! La carne y los sentimientos que el alma explora a través de ella son, sin duda, la herramienta más densa de nuestra esencia luminosa, pero densa no significa vil. ¿Qué sería del artista sin sus instrumentos? Crecer es realizar una obra de arte en uno mismo

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Akenatón. El mensaje del faraón solar. Daniel Meurois.

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