Creo profundamente en el inconsciente colectivo. Yo creo que el alma, el espíritu de todos los seres humanos forma como un tejido poderoso que envuelve el planeta y es el que pervive. Yo creo que quienes más aporten a ese alma colectiva, a ese acervo cultural colectivo, a ese ser vivo palpitante, impalpable, que es el ente de la cultura viviente universal, de alguna manera, obtienen un billete para la eternidad. Precisamente por eso, en el ámbito de creer, de estar convencidos de lo mejor que un hombre puede hacer —si lo hace con fe, si lo hace dando todo lo que tiene dentro— es regalar a sus conciudadanos, a los otros hombres, aunque sepan más que él en casi todo, lo que él ha ido atesorando, acrisolando, a lo largo de su vida, en su mente”. (...)

Si en el grupo zoológico humano el macho ha sido el cazador, el guerrero, el que tiene mayores componentes agresivos, no tendría nada de particular que pensemos en una humanidad en que la hembra que se ha despegado menos de los patrones clásicos originales de nuestra especie, vaya a tener un predominio de componente natural. Quizá algún día, como en un termitero, nos hayamos planteado la producción de sucesores de los seres humanos con probeta. Quizá algún día la disciplina doméstica, que es la que impone la hembra en el domus, la hembra que administra y la hembra que rompe agresividades masculinas, y a veces femeninas, sea un planteamiento planetario. Es posible que para entonces ya no haya machos ni hembras, es posible que para entonces ya no haya ni siquiera amor sexual, es posible que para entonces todo sea amor y contemplación y la satisfacción de saber todo lo que se puede saber a través de esa hormona social, de esa noosfera, que es la capacidad que el hombre tiene para la comunicación.(...)

Las palomas no vuelan porque tengan alas, sino que tienen alas porque vuelan. Y los hombres algún día nos querremos y sabremos respetar la vida, porque llevamos el germen del amor en el corazón, como las aves llevaban el germen del vuelo cuando no eran más que torpes lagartos. 

Félix Rodríguez de la Fuente

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